En el siglo XIX, Cal Quico era muy diferente. No solo ha cambiado la finca, sino lo que se hace en ella. Al principio el negocio familiar consistía en plantar y vender uvas a otras bodegas de la zona, pero en los años 80, Quim decidió que Cal Quico lo tenía todo para elaborar su propio vino siguiendo la filosofía del cultivo ecológico. Y así nació Fargas-Fargas.
Cal Quico
Jean Giono decía que «se puede hacer el retrato de una persona haciendo el retrato de su paisaje». Desde el siglo XIX, cuando el bisabuelo de Quim Fargas fundó Cal Quico, este es nuestro paisaje cada día.
Nos despertamos con la vista de Montserrat en la ventana. Caminamos por el campo cada día, entre viñas y cultivos, comprobando que cada variedad de uva está en las condiciones adecuadas para poder elaborar luego cada tipo de vino. Pero lo más importante para nosotros es saber que nuestro trabajo ayuda a devolverle a esta tierra parte de todo lo que nos da a diario.
Somos Quim y Rosa
Siempre tuvimos muy claro que esto era mucho más que una bodega. Por eso hace tiempo abrimos las puertas de nuestra casa a la gente que quisiera venir a conocerla y conocer cómo elaboramos nuestro producto. Si alguna vez estás en la zona y te pica la curiosidad, no dudes en acercarte. Nunca le decimos que no a una buena conversación con una copa de vino en la mano.